La industria de las conferencias y la figura del conferencista (o conferenciante) lleva existiendo en torno a los 200 años. Sin embargo, ha sido en la última década cuando las empresas han comenzado a echar mano de esta figura como eje central de sus eventos.
En Estados Unidos, por ejemplo, el mercado de las conferencias mueve cerca de 2.000 millones de euros al año; en España, este mercado se sitúa en los 50 millones de euros, según estima el presidente y fundador de Thinking Heads Group, Daniel Romero-Abreu. Por tanto, ese es el principal factor que influencia el caché de un conferenciante: el contexto en el que desarrolla sus charlas. Ese contexto también hace referencia al idioma en el que imparte sus ponencias, y también el tema del que habla.
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Por ejemplo, motivación, liderazgo, trabajo en equipo o transformación digital son ahora los temas más solicitados, aunque también son exitosas aquellas charlas que tienen como tema central la economía.
Pero sin duda, el factor que en la mayoría de los casos fija el caché de un conferenciante es la fama que le precede. Aunque la popularidad no es sinónimo de calidad, sí que es sinónimo de a cuántas personas puede llegar la noticia de que tu evento está por celebrarse. Lógicamente, un conferenciante con presencia en los medios de comunicación y cuya cara es familiar para el público es un altavoz impagable.
Pero entonces… ¿cuánto cobra un conferenciante?
Un conferenciante experto en determinada materia, sin ser una cara conocida para el gran público, se maneja en una horquilla de entre 3.000 y 6.000 euros por charla, e incluso puede llegar hasta los 8.000 en casos excepcionales. Las cinco cifras están reservadas a los famosos, y las tarifas suben cuando se trata de políticos de alto nivel.